Cuando visitas Zaragoza, alojarte en el Hostal Plaza Boutique en el corazón de la ciudad te coloca en una posición privilegiada para explorar no solo los famosos monumentos, sino también esas joyas ocultas del casco histórico que muchos pasan por alto. Este artículo te guiará por atracciones menos conocidas y curiosidades que enriquecerán tu estancia en la capital aragonesa.
La Puerta del Carmen: Un portal en el tiempo
A menudo eclipsada por estructuras más grandes como la Basílica del Pilar, la Puerta del Carmen ofrece una visión fascinante del pasado militar de Zaragoza. Esta puerta neoclásica, construida en el siglo XVIII, es uno de los pocos vestigios de la antigua muralla que rodeaba la ciudad. Hoy en día, se yergue solemnemente en medio de la modernidad, un recordatorio de la resistencia de Zaragoza durante los Sitios en la Guerra de la Independencia.
El Museo Pablo Gargallo: Un tributo al genio del siglo XX
Pablo Gargallo, un innovador escultor aragonés, es celebrado en este museo homónimo situado en el antiguo Palacio de Argillo. Es una parada imprescindible para los amantes del arte modernista. Las obras expuestas, que incluyen esculturas en bronce y hierro, así como dibujos y grabados, revelan la habilidad de Gargallo para capturar movimiento y emoción, haciendo que cada visita sea una experiencia reveladora.
La Iglesia de San Pablo: Un ejemplo del Gótico-Mudéjar
Considerada como la tercera catedral de Zaragoza, la Iglesia de San Pablo destaca por su impresionante torre octogonal y su interior que mezcla elementos góticos y mudéjares. Este templo, originariamente construido en el siglo XIV para atender a la población del suburbio del mismo nombre, es un testimonio vibrante de la diversidad cultural y artística de Zaragoza a lo largo de los siglos.
El Mercado Central: Un festival para los sentidos
Totalmente renovado, pero manteniendo su fachada modernista original, el Mercado Central es un festín visual y gastronómico. Aquí, los visitantes pueden explorar puestos que ofrecen desde productos frescos locales hasta delicias aragonesas como el jamón de Teruel y el queso de Tronchón. Además, es una excelente oportunidad para interactuar con los locales y aprender más sobre la cocina aragonesa.
Cada uno de estos lugares aporta su propia historia y carácter al casco histórico de Zaragoza, haciendo de cada visita una experiencia única.
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